miércoles, 6 de noviembre de 2024

Màs Sydney

 ¡Qué bien me hace estos días de “fuelle” entre un continente y otro! Estos días de desconectarme de mapas, de revisar el booking, de calcular trayectos, de revisar visas, y de acostumbrarme a las distintas monedas y billetes.



Permanecer dos semanas en una única ciudad, se me ha transformado en algo insólito, aunque a su vez, muy cómodo! Perdés la inercia y corres peligro de aquerenciarte del lugar, ja!

Aunque esto es una forma de decir, porque la verdad, es que en 10 días ya me mudé 3 veces de casa! No es cuestión de abrumar a los generosos couchsurfings, así que me fui moviendo por distintos barrios. Otra forma de turismo local, ja!



Lo cierto que el domingo llegué a lo de Kari, una señora mayor, bahh..como yo! de un humor más ácido que el limón pero de una generosidad increíble! Ella dice que como estás en su casa, ella te provee de todo, no te deja comprar ni un pan y sus dos heladeras rebalsan de quesos, verduras, carnes, salsas, lácteos, huevos y 10.000 frascos, paquetes y tuppers que ni idea que son. Más tarde supe el secreto de tal abundancia… Sus únicas consignas a cambio eran querer a su gata y cuidar que no se escape, y ayudar en la limpieza de la casa.

En su casa hay más huéspedes, que me recibieron amorosamente y me pusieron a cocinar a la par de ellos. El plan apenas lleguè, fue que en dos horas estábamos todos invitados a una fiesta en una residencia muy paqueta de una amiga de Kari. Sin ningún cuestionamiento me dejé llevar.



En una colina en las afueras de Sydney con una vista espectacular a una bahía con veleros de alta gama, una casona rodeada de jardines esplendorosos y una dueña tan flaca como simpática y sencilla, nos dio la bienvenida. Ya a esa altura, nuestra banda de un alemancito de 19, un iraní de 42, un checo de 33, una colombiana de 30 y más del doble para Kari y para mí, parecíamos una familia de lo más peculiar. Resultó ser una “barbiquiú” donde nadie se conocía con nadie, aunque entre todos la armamos relindo y pasamos un buen rato.



De vuelta a la casa, y antes que oscureciera, propusieron ir a jugar al disco (especie de pelota plana) a la playa, a solo 1 cuadra de la casa de Kari. Y allá fuimos! En dos minutos estábamos atajando penales en la arena como niños despreocupados, incluída la que escribe, olvidada de sus meniscos y otros golpes, ja! Muy divertido!

A la mañana siguiente, como todas las mañanas de su vida, Kari fue a nadar al mar a las 8 am. en punto. Me ofreció a acompañarla, pero mi valentía llegó hasta los tobillos. Al rato ella regresó a su casa, sin secarse ni toalla llevó siquiera, a pesa del nublado fresco, y yo me fui a una larga y placentera caminata por la orilla más limpia que vi en mi vida, de una arena anaranjada y densa, con aroma a sal y gaviotas…. Puro placer!

Al regresar a la casa, nuevamente todos metiendo mano a la cocina, la limpieza comunitaria entre risas, chistes y muy buena onda! Almorzamos todos juntos con una larga sobremesa…



Por la tarde, otra nutritiva caminata con Laura, la colombiana, por el sendero que bordea la laguna, 











con patos, pelicanos, peces saltando entre los reflejos plateados de la luz, pájaros ensayando sus mejores bríos de rama en rama y aromas a hierbas primaverales inundando el alma. Sumamos una charla muy amorosa, y encima en español! Después de tantos meses a puro inglés, mi lengua natal es música para mi garganta, ja!

Para la cena, Katy me sorprendió con una invitación a cenar en un casino donde ella juega un campeonato de preguntas y apuestas con sus amigos. No es la clase de lugar que yo hubiera elegido  para celebrar la víspera de mi cumpleaños, pero la verdad es que nos seguimos divirtiendo entre todos!


6 de Noviembre: Amanecida más que feliz entre mensajitos de los que se despiertan y de los que van cerrando el día. Esto de estar a 9 o a 16 horas de distancia de tus afectos más queridos, es un lío en las comunicaciones pero una ventaja a la hora de celebrar. Una especie de 2 x 1! Ya que algunos te saludan por adelantado y otros, confundidos, cuando ya pasó. Lo que vale es la intención, y todas fueron colmadas de Amor!

Me autofestejé con un desayuno en un vagón de tren.




SÍ! Muy parecido al mío, solo que habilitado como bar. Durante el café con muffing tuve la inesperada aunque felicísima llamada de Agustín y un rato más tarde, la de Mariana. Los mejores regalos del día! 

Además de mi deseada visita a la Ópera de Sydney, emblemática y colosal obra de arquitectura, Patrimonio de la Humanidad e ícono indiscutido de esta ciudad. Miles de turistas la visitan a diario y su puesta cultural abarca conciertos de música sinfónica y popular, ballet y danzas de todos los estilos, expos de arte, obras de teatro, etc. etc… con más de 2.000 espectáculos por año.




Desde mis jóvenes años universitarios que estaba esperando este momento y hoy lo logré. Quede maravillada! El arte y la técnica reunidas magistralmente en esta obra que ya lleva mi misma edad. Imagínense lo avanzado del diseño hace más de 65 años atrás…







































De regreso, otra vueltita breve por el jardín botánico hasta el puerto, y allí el ferry a Manly, combinando con otro bus. Aquí viajar es tan cómodo, limpísimo y puntual. Todo funciona como relojitos, un placer!








Los chicos de la casa me prepararon una torta, con velita y todo! Por mi parte amasé la masa de unas auténticas empanadas argentinas y los sorprendí. Siguieron las risas y los abrazos, una noche fantástica! 






Nuevo día, nuevas emociones: Acompañé a Kari a su nadada matutina y me hice parte de un circuito pedrestre por los acantilados. Un caminito entre pájaros y olas, brisa y paz… El sol haciendo malabarismos entre nubes plateadas, las flores abriendo sus aromas y sus colores. ¿Qué mejor manera de empezar el día? ¡Gracias! Por todo lo que estoy recibiendo en este viaje, en esta vida… 




Después de un poquito de orden y limpieza en la casa, Kari me llevó a conocer el templo de los Baha`is en las cercanías de su barrio. Otra maravilla de pureza blanca, rodeado de jardines y silencios… Hay solo 7 templos en el mundo de esta “no religión”, como ellos dicen, son comunidades abiertas a todas las religiones, sin ritos ni clero. En definitiva, buena gente! Y a mí me encantó el paseo y la voluntad de Kari de llevarme.










Por la tarde, me animé a desafiar a mis meniscos, tomé una de las bicicletas disponibles y encaré la vuelta a la laguna. Es un recorrido de 8 kms. todo bellamente parquizado, entre juncales, eucaliptus, robles, helechos y olor a tierra húmeda. Otra bendición para los sentidos!

Más la alegría de darme cuenta que no me dolía nada y que lo podía hacer. Bravo y gracias mi cuerpito!

Como es costumbre por estos lares, en esta casa, lo que sobra es comida! Entre 6 -y una es cheff diplomada!- siempre hay alguien dispuesto a preparar algo rico. Las heladeras (2) rebalsan y el freezer explota! Ja! El secreto?

Kari practica -y nos hace practicar a todos!- “dump-diving”. ¿Qué es eso???

Es ir a revolver en los cointeiners de basura de los supermercados después del horario de cierre de los mismos. ¡Es increíble los tesoros que se encuentran! Aquí se tira todo aquello cuyo envase está apenas tocado, o cuya fecha de vencimiento es en tres días, o lo que no tienen espacio para meter en las góndolas. En definitiva, podés encontrar de todo!: congelados, verdura fresca, cervezas, champagne, fiambres, galletas, panes, facturas, latas de todo tipo, y hasta ramos de flores! Aquí es todo tan prolijito, que los tachos no tienen ni olor a basura, y Kari tiene unas largas pinzas especialmente diseñadas para remover bien abajo sin ni tocar nada inoportuno. Los demás esperamos firmes al lado, con las bolsas abiertas predispuestas a llenarse de trofeos. Las acomodamos en el baúl de su Nissan último modelo, y volvemos todos como Papas Noel. En la cocina seleccionamos, lavamos y acomodamos todo lo conseguido, entre risas y más jolgorios. Kari es todo un personaje! De una personalidad tan enigmática como cautivadora. Convivir con ella es una fiesta perpetua! Gracias por esta experiencia!



Aunque, todo tiene un final. Así que se cumplieron los días pactados para este couchsurfing y debí despedirme de esta familia sustituta.

Los voy a extrañar…












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