A veces, pareciera que la vida es un pèndulo. Hay tiempos en los que estàs en la cresta y momentos de bajòn, para luego, en algùn momento, volver a subir…
Tras nueve meses de perpetua felicidad (descontado el mes de dolores por la caìda), la mala suerte me sorprendiò, aunque con aviso previo.
Hacìa semanas que mi compu andaba mal, no me aparecìa el cursor, me mezclaba los archivos, no me leia las fotos, o las archivaba en cualquier carpeta, o le costaba prenderse, ese tipo de cosas. Un virus! Piensa uno, y espera que se disuelva por osmosis. De hecho, en parte, ese era el motivo de mi atraso en el blog o en los mails aventureros.
Ya hacìa 2 o 3 dìas, se me habìa roto el cable de alimentaciòn, y creì desesperarme hasta que un simpàtico hindù me mostrò que podìa usarlo con un adaptador. Genial!
Pero hoy, al ir a buscar mi maquinola para escribir, me di cuenta que directamente no tenìa el cable, lo habìa perdido! OH NOOO!!!!… creo que me lo dejè en el cuarto del hotel del desierto, no era cuestiòn de retroceder 1000 kms. para ir a buscarlo. Lo lògico era buscar uno nuevo y listo!
El problema surgiò cuando comprè uno y cuando lo enchufè, no andaba. Pensè: cosa de chinos! Y fui a reclamar al negocio. Probò con otro de màs potencia y tampoco logrò que cargara.
Fui a otra tienda especializada y segùn ellos, debìa pedir el original por Amazon y esperar 20 dìas la entrega.
¿????!!!! No iba a esperar 20 dìas para usar mi compu, mucho menos quedarme varada en esta ciudad, faltando tanto para ver en Australia antes de que se venza mi visa. Por otro lado, nadie me aseguraba que el original anduviera, quizàs sea un problema del puerto de entrada. De Hecho, probamos con un montòn de distintas marcas y modelos, y no habìa caso. Entre probada y probada, prender, demostrar nada y apagar, la màquina se fue descargando y yo comencè a temer lo peor: No poder ver màs mis archivos, los escritos, las fotos!!!
Tengo bastante copiado en un disco rìgido, pero lo del ùltimo mes, creo que no.
Me dispuse a copiarlo.
No me leìa el disco, no me tomaba el telèfono para descartar las fotos, en resumen, ya casi no andaba nada. Ergo, ¿para que querìa un cable de un aparato que anda tan caprichoso, si es que decide andar?
En Australia no se repara nada, se tira y se compra nuevo. Eso no va con mis principios, no iba a poner en un tacho de basura, toda esa cantidad de metal, plàstico, o lo que fuera. Me pasè 2 dìas completos, buscando el cable, algùn tècnico voluntarioso, precios de màquinas nuevas, etc. etc.. Un suplicio con 38 ºC de calor en una ciudad donde no conoces a nadie.
Finalmente entendì que era imposible resucitar a una muerta, y que mi tiempo y mi humor valen màs que una maquina nueva. Decidì confiar en Richie de Kings System, quien parecìa el mismìsimo Elton John, sonrisa franca, manos grandes, rubio, corbata rosa y amigable predisposiciòn para que nos entendamos en inglès tècnico.
Fue uno de los primeros que habìa consultado el dìa anterior, y volvì con la frente marchita a pedirle consejo. Me ofreciò a muy buen precio una màquina que segùn èl està buenìsima. Yo ni idea de capacidades, velocidades, marcas, memoria y esas cosas. Yo solo veìa que era el doble de grande que la mìa anterior, que pesaba demasiado para mi espaldita mochilera, y que era negra! Color que no me va para nada!
Pero… a cambio, se ofrecìa a “intentar” rescatar los archivos de mi maquinola, y a instalarme los programas nuevos para entregarmela completa, lista para usar.
Aùn no muy convencida, debìa sopesar si comprar una chiquita, liviana, plateada, al mismo precio, pero aparte pagar por los programas oficiales de Microsoft y dar por perdido todos mis archivos.
Richie supo como convencerme: en su oferta me incluìa una funda rosa! Ja! Del mismo color que los cierres de mi valija, como si supiera.
Siendo las 3 de la tarde le dì el ok. Y lo dejè trabajar tranquilo.
Para las 20 hs. cuando ya cierra el shopping, me la entregò con un curso oral y veloz de instrucciones bàsicas de prendido y apagado y mil de mis dudas y cuestionamientos. Un dulce de paciente! Y viva el traductor del telèfono para entendernos!
Finalmente, agradecida, paguè y lo dejè en paz, ja!
Yo ya no sabìa si estaba contenta por la nueva adquisiciòn, deprimida por la pèrdida del 50% de los archivos, agotada por el esfuerzo mental para resolver este tema que me es tan difìcil, alarmada por el elevado gasto inesperado, o tranquila de confiar en el vendedor.
Ya en el hotel, busquè para el dìa siguiente, bien temprano, la mejor manera de salir de la ciudad para hacer dedo bajando )rumbo Sur) por la costa este, recorriendo pequeños pueblos, para ir cerrando el cìrculo (bahh, ovalo!) de mi vuelta australiana.
Cervecita de festejo en el balcòn del hostel, y a dormir.
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