La ruta de salida de Da Lat resultó maravillosa, a pesar de su millar de curvas a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, las nauseas, por suerte! se abstuvieron.
Kilómetros y kilómetros de ondulantes colinas frutilladas de rojo tentación, ananás de amarillo esplendor, aguacates provocadores, bananeros como paraguas infinitos, las raras plantas de las frutas del dragón, alcachofas erectas, los verdes de todos sus matices en huertas infinitas, y mil cultivos más, entre arrozales de escalonadas terrazas ocres, se entretejían, como en un lienzo de maravillas, con los nylons de las cubiertas curvas de los viveros de flores y verduras al por mayor. La abundancia de la Madre Natura a la enésima! Otra que el granero del mundo, el horto del Universo! Maravilloso!
Lástima que a mi me cuesta tanto encontrar una mísera ensalada en cada pueblo que llego, ja!
Bueno, lo cierto que entre montaña y montaña, el micro fue descendiendo hasta la playa de la ciudad de Nha Trang, meca de los turistas rusos!
De haberlo sabido, me habría abstenido de pisar esos lares!
Una mezcla de Las Vegas, New York y la Bristol de Mar del Plata, en sus peores aspectos. Una multitud de rubios prepotentes luciendo sus billetes al sol. Nefasto! Todo horrible! Desde los precios, las moles de edificios, el tránsito, ufff… todo para salir corriendo!
Vietnam se está convirtiendo en un subibaja de emociones contrapuestas: a un lugar maravilloso, le sigue uno tremendo. A un paisaje de ensueño, se le pega una visión de basura acumulada. A gente reamorosa y simpática, se le suman comerciantes explotadores o sinverguenzas. A comida rica y natural, se le entrecruzan otras de bichos, cangrejos y sopas “indeterminadas”. A un sol para rotizarte como polla, a una lluvia sin llegar ni a nombrarla. En fin, mi alma no se llega a acostumbrar a tan diversos picos en estos panoramas tan cambiantes. Ni llego a poder definir mis impresiones. Vivo en un estado de duda asombrada, en un transitar ni gustoso ni frustrante. Algo así como en una distancia vidriosa, que no me permite conectar con nada y casi que con nadie… Como ajena, no perteneciente, ni curiosa, ni expectante, simplemente en una película extraña en la que no termino de conocer a sus personajes ni a sus escenarios.
Debo, eso sí! felicitarme por el buen trabajo que estoy haciendo, de dominar mi juicio crítico, mis opiniones, manteniendo la neutralidad como eje del día. Quizás, y seguramente por ello, es el efecto obtenido.
En fin, Nha Trang para tarde de playa, y para seguir huyendo rumbo norte…
Vietnam tiene 3000 kilómetros de costa sobre el Mar de la China. Algún pequeño pueblito deberé encontrar...













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