jueves, 12 de junio de 2025

Lhasa

 Tras el día 1 de ambientación y puro relax, me dormí con la esperanza del desayuno intercontinental para la mañana siguiente. 


Ya saben que soy fanática de los desayunos, que sin ellos no funciono, que soy una maga consiguiendo armarme “algo” cada día. Pero hoy soñaba con tostadas con manteca, cuanto menos! Y no me defraudaron! Scones, tortitas, croissants, palitos fritos, huevos saltados, y otras “normalidades” en la gran mesa con decenas de fuentes, donde a pesar de la hora temprana, podías elegir además, guisos de carnes raras, mondongos, pescados, lentejas, arroz y otras “locuras” para el amanecer.

Yo me surtí bien surtida, y 9,30 en punto me acerqué al punto de encuentro donde conocí a mi guía local para esta semana y mis 11 compañeritos de grupo. A saber:



-una pareja de Malasia, otra de Birmania pero que hace 30 años viven en Nueva York, un señor muy preguntón de Urbanistzkan, una rumana que hace 15 años vive en Bali, una pareja de España ella y de mexico él, pero que hace 8 años viven en Hong Kong, un joven de Huston, Texas, una madre sesentosa de Suiza con su hijo, y la que escribe, la hormiguita argentina. Super heterogéneo pero hicimos buenas migas de entrada!

Nos subieron a un micro tipo escolar, y nos llevaron a conocer el primer templo, el afamado XXXX arriba de una montaña altísima que por suerte subió el micro atravesando unos bosques de pinos preciosos, hasta cierto nivel.

A partir de allí, hubo que darle a las patitas en cientos de escalones de piedra superempinados!!

Volví a sentir la fatiga en el corazón y aparecieron unas líneas como afiebrada. Disminuí la marcha y me bebí una botellita completa de agua. Éramos varios a los que nos costaba, así que la guía, amorosa, hacía frecuentes pausas, tiempo ideal para tomar fotografías.



Todo comenzó a ser mágicamente místico, el aroma a incienso, las vestimentas de los reales peregrinos (estamos en el mes del nacimiento de Buda, así que hay grandes multitudes en caravanas y toda la ciudad ornamentada con borlas rojas y doradas por doquier), las edificaciones donde viven los monjes, las estatuas, las ofrendas, desde comida, bebidas, cera de manteca de yak con la que prenden las velas, y miles de urnas para depositar plata!





La guía iba relatando la vida y obra de cada “Budha” y las creencias y tradiciones de cada uno de los 15 Dalai Lamas que hubieron hasta ahora. Nos explicó de la reencarnación, del cielo y del infierno como si de la iglesia cristiana se tratara, los premios y castigos copy paste.

Pasmos por las salas de los rezos, todo más que profusamente decorado con gruesas alfombras, paredes de color mostaza, azul, verdes, rojos y blancos (que significan la tierra, las aguas, el fuego y el aire), cortinados púrpuras con tiras formando moños, cada cosa con su significado que sería larguísimo enumerar.



En el mientras tanto, familias enteras de fieles, hacían sus oblaciones y entregas, con respetuosas reverencias ante cada dorada imagen -algunas con caras demoníacas que daban miedo, otras más beatas- y un fajo de billetes en la mano, para ir dejando uno a uno en cada urna.

En cada sala, uno o dos monjes custodiaban “la capilla” en sendas pantallas como de supermercado, al tiempo que seguían alguna serie en sus celulares. No ví ni a uno rezando! Todos con sus Nikes y celulares a la orden.

Allí habitan en la actualidad 250 monjes, de los 700 que eran en los siglos pasados. Antes, las familias te metían de prepo cuando terías entre 4 a 6 años, de por vida! Ahora pueden elegir cuando terminan el secundario, pero una vez adentro, ya no pueden renunciar a sus votos.

Estuvimos en lo que se llama “los debates”. Una ceremonia donde cada novato recibe enseñanzas de su tutor. Cada vez que acierta una pregunta, el tutor golpea sus manos con un gesto cuasi teatral, como para espantar los demonios de la ignorancia. A su vez, la mano derecha simboliza el estudio y la izquierda, la sabiduría, al juntarlas, se da por aprobada la cuestión debatida.





También visitamos la cocina antigua, donde antaño se preparaban todas las comidas, con sus potes, sus hornos, las grandes ollas, utensillos gigantes, etc. Hoy en día, los monjes van a los restaurants de la zona a “mendigar” su alimento y salen con la bolsita con el envase “take away” colgando de la túnica. Los tiempos han cambiado, evidentemente.

Resultó un día soleado espléndido, contra todo pronóstico de lluvias, por lo que en el exterior el calor era sofocante, mientras que en los interiores, altos, sombríos, de piso de simil cemento, todo era frescor.

Está prohibido tomar fotos en los interiores, mucho menos videos, aunque sí en los exteriores, aunque no drones.

Sí había turistas! Pero no tantos como en el Sudeste asiático. Pude distinguir perfectamente a los locales devenidos de muchos rincones del gran Tibet, con sus trajes típicos, sus dialectos, sus caras arrugadas por las inclemencias del clima y sus labores agrícolas. Todos portaban 2 o 3 termos. En mi ignorancia, supuse que se traían algún té para acompañar sus almuerzos. Craso error! Traen su mejor ofrenda: manteca líquida! Que puede ser de vaca, de oveja o de la fémina de los yak (el yak es masculino, no produce leche, ja!) y la van derramando en unas urnas metálicas donde a su vez encienden las velas que duran día y días y se renuevan con las nuevas mantecas de otros fieles, como símbolo del círculo eterno de la Vida.

Fue un día super interesante! Lleno de aprendizajes e imágenes espectaculares.

A las cinco nos devolvieron al hotel, con el requerimiento de bajar al comedor en una hora para una cena de bienvenida.

Tiempo propicio para la ducha, descargar las fotos de la máquina, contestar mensajes y prepararse para disfrutar otros manjares.

Por suerte me prepararon algo especial vegetariano, sin picantes ni aderezos raros, y me lo redisfruté. Me parece que en Tibet, voy a recuperar algunos kilos perdidos, ja!



Tras la cena, unos pocos nos quedamos charlando hasta que el sueñito iba venciendo uno a uno.

Vine a mi cama de princesa a contarles todo esto porque no me quiero atrasar, intuyo que estos días habrá tanto y tan variado, que me es un placer comparírselos.

Bueno, ahora sí! A descansar, que manaña me espera el Palacio Potala, el más alto del mundo, residencia del último Dalai antes de la invasión china.

Veremos de que se trata…

A domani! (estoy super international,ja!)

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