miércoles, 19 de noviembre de 2025

Honduras

 Día siguiente, casi amaneciendo, gallo mediante, fui directo a hacer el trámite de migraciones y en santiamén ya estaba en Honduras, camino a Tegucigalpa, su capital.

Tanto había leído en internet la noche anterior, sobre los peligros de esta ciudad y lo poco atractiva que era para los turistas, que mi dedo mágico marcó una línea recta horizontal directo hacia la siguiente frontera con Nicaragua.

Lo poco que podía interesarme, estaba al otro lado del país sobre el océano Atlántico, pero la verdad, para ir a otra playa caribeña, ya había estado en Bélice, la mejor! ¿para que esforzarse en tantísimos kilómetros de más, si de original y nativo, no estaba descubriendo nada nuevo?

Lo único que llama poderosamente mi atención, es la música a todo volumen que usan en todos los transportes, aún en los de larga distancia.

Y de la música, que es o cumbia, o rap, o reggeton o bachata, pare de contar!, las letras femicidas! Todas son canciones de celos, de sospechas, de amores contrariados, de cuernos, de amenazas, de abandonos, infidelidades descubiertas, etc. etc. todo con un vocabulario explícito de terror!

Por un lado, lo leo muy propio de una cultura aún muy ignorante -basta ver como tratan la basura, capítulo aparte- muy “caliente”, donde las mujeres andan luciendo sus pechugas sin tapujos y donde el macho alfa aún se cree el rey de la creación. En fin, insoportable esta mezcla de semen y sangre que chorrea por los parlantes destartalados en todo centroamérica.

Siguen los rollos de alambre de púa… los volcanes, los cóndores y muchísima vegetación salvaje. Hay unos árboles gigantes! No sé su nombre, pero son impresionantes, salpicados aquí y allá, distantes separados o juntos, que se repiten cada dos por tres. Sus troncos llegan a medir dos metros de diámetro y sus ramas alzan copas hasta cincuenta metros de alto. Muy, más que majestuosos… Evidentemente en esto sí hay respeto, no los talan! Aunque estén en la banquina de una ruta. Bravo!

Esto ha sido por hoy Houdson, digo Honduras! Por hoy y por siempre, porque no pienso regresar nunca más, Dios mediante. Nunca digas nunca… pero en este caso, el mundo es tan grande y bello, que creo que tendré otras opciones mejores, perdón hondureños, pero...





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