martes, 2 de diciembre de 2025

Costa Rica Tamarindo

Al final me cambié de hostel a otro sobre la playa, relindo y lleno de argentos! Casi una sucursal de la patria, ja! Ergo, lleno de mates! Ja! Como para no querer irse…

Esta playa, por un lado paradisíaca de fina arena clara y palmeras, cumple todas las exigencias del consumismo, a saber: chiringitos y bares/restaurants pegados uno al lado del otro, vendedores ambulantes de brazaletes, anteojos de sol, sombreros de paja, telas para lonas y toallones, bikinis, ojotas, panchos, jugo de cocos, etc.etc… Además hay alquiler de caballos, de lanchas, de bicicletas, de carritos de golf (onda “La Isla de la Fantasìa”, se acuerdan?) y obviamente de tablas de surf . Cada cinco metros tenés un gazebo con cortinitas para preservar las camillas de masajes, con sus respectivos olores a aceites y unguentos varios en el aire. Se admiten perros y juegos de pelota, pero está prohibido fumar! multado con severas sumas.

Costa Rica se empeña en preservar el ambiente y se jacta de ser uno de los países donde más se cuida la Naturaleza.

Aunque a mis ojos críticos, los imparables emprendimientos edilicios, no perdonan el bosque original, como en ningùn otro punto del mundo.(Salvo Buthan!) ¿Quién merd inventó eso de “emprendimientos” para reemplazar y esconder tras el rótulo a “asesinos inconscientes mercantilistas”?

Volviendo al supuesto amor al ambiente limpio y sano, Costa Rica tiene un slogan que se repite en cuanto cartel publicitario, remeras, souveniers, cervezas, bolsos, stickers, o lo que sea, que dice: “Pura Vida!” Incluso es un saludo habitual, como en el Camino de Santiago te saludan siempre con un “Buen Camino”, aquí se usa “Pura Vida!” a modo de buen día cuando te cruzás con alguien, o te lo dice el colectivero al darte el vuelto, o cada uno que sube lo saluda asì, o la cajera del supermercado. Por supuesto, siempre con una bonita sonrisa relajada que te cambia el día. Muy linda costumbre, Pura Vida!

Ademàs tiene otras acepciones vàlidas: puede ser a modo de “gracias”, o “bendiciones”, o “suerte!”, como deseos al viento. Es sinónimo de “o.k.”, y se usa también para dar ánimos. En una palabra, la usan todo el tiempo!

Tras una serena caminata por la playa de punta a punta, alrededor de cinco kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, aprovechando la baja mar, me di la vuelta por “la punta del indio”, una formación rocosa que marca el fin de la bahía y la apertura a pleno mar. Del otro lado, la playa es completamente negra, ya que recibe arena proveniente de la erupción de algunos volcanes.

Cumplido la cuota de ejercicio del día, me senté a leer un libro que encontré en una bibliotequita de intercambio. Dejé mi Siddartha por “¿Què vas a hacer el resto de tu vida?”, título que me cautivó desde el segundo 0 que lo ví, ja! Me prendí cual lámpara de Aladino, y a pesar de una cierta decepción al darme cuenta que no me daría la respuesta a mi cotidiana pregunta de los últimos tiempos, es una novela super atrapante. En ella estoy!


Se acerca el fin de año, y voy preparándome lentamente para un final de ciclo. Creo que esa línea de abismo que veía dibujada imaginariamente frente a mis pies como un gran abismo al vacío, se va desdibujando con las olas y ciertas decisiones que estoy a punto de tomar: mi vuelta a La Argentina!

Después de casi 200.000 kms. recorridos, sigo “mintiéndome” que Villa La Angostura es mi lugar en el mundo. Seguramente porque tengo impregnada en la memoria emocional lo que algún día fue, y me niego a aceptar lo que está siendo y lo que será, lamentablemente.

Quizá porque puse tanto empeño en tener la casita de mis sueños en un bosque con arroyo y todo… que me niego a soltar lo que con tanto amor sembré ...

Posiblemente porque es el lugar donde sumo afectos y cariños de personas muy valiosas que sostienen mis ilusiones de una vida acompañada de proyectos y quehaceres útiles para una sociedad en la que puedo aportar…

Quizás estoy aflojando las mordazas que no me permitían extrañar…

Quizás porque además de hormiguita viajera, soy una Heidi de sesenta y picos, una fantaseosa utópica de un rincón de paz y belleza abierto a quienes quieran compartirlo. Me encantará asumirme como “anfitriona profesional”, tras tantos hogares del camino que se abrieron para mí, simplemente a cambio de sonrisas. Y tantas invitaciones que hice cuando nombro mi mìtico origen: Patagonia Argentina… Se me hincha el pecho de un extraño orgullo...

En fin, la idea ya está germinando… aunque no está dicha la última palabra ni dado el último paso.

Veremos, veremos...y ya lo sabremos.

Mientras a ejercer el gran aprendizaje de este viaje: “Aquí y Ahora”, conciencia plena para disfrutar el Presente. Y a Pura Vida!

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