¡Ahora sí! Despedida amorosa, con promesas de posibles
nuevas visitas, y vuelta a la ruta con
mi dedito en alto. Rumbo norte: a Dinamarca, último destino!
A Legoland! Antiquísimo sueño desde que a mis tiernos cuatro
o cinco años empecé a jugar con bloquecitos de madera al principio, luego los
olorosos de goma que se te resecaban con el tiempo, hasta que aparecieron los preciosos Rastis de colores
brillantes, y finalmente los super poderosos Legos!