La mañana se presentò llena de ruidos en la cocina. Kari mantenìa a los chicos en jaque con los preparativos para el almuerzo al que estàbamos todos invitados.
Jak, una amiga de ella de la escuela secundaria, ahora devenida en rica y famosa, abrìa las puertas de su mansiòn para festejar la Navidad, junto a veinticinco invitados que no nos conocìamos entre sì. Ademàs de hablar diferentes lenguas y provenir de diferentes paìses.
El lujo y la ostentaciòn nunca llamaron mi atenciòn, sino màs bien mi desprecio.
En honor a las buenas intenciones de la señora, voy a limitarme a no hacer comentarios.
La sìntesis es que lo ùnico que disfrutè fue hojear unos libros de fotografìas de jardines de Bali, que eran un lujo para la vista y los sentidos.
Y lo segundo que disfrutè fue irnos!
Con los chicos se armò partidito de disco en la playa hasta que el viento nos expulsò, y fin del dìa.
Yo de nuevo me quedè viendo el atardecer y me volvì recoleta a mi cuarto, con la panza llena aunque el corazòn un tanto desconcertado.
Veremos como siguen estas “Fiestas”…