viernes, 20 de julio de 2018

Montreal


Salir de una ciudad tiene sus bemoles, pero como dice el dicho popular, todo lo que entra, sale!  Y sobre todo si se trata de hormigas!

Subte (acá se llama metro) mediante 
                                                                                 
inmigrante asiático con instrumento dulcísimo, en los pasillos del subte

y dos combinaciones más con buses locales (Itinerario agradecido a la niña de la Turist Office y al Google map), llegué a la salida de la gran Ottawa. Más precisamente a una estación de servicio. Lugar ideal para presentarse educadamente (No tanto como preguntar por la familia a la que aún no conocés) y extendiendo la mano, decir tu nombre y origen: María de Argentina!, palabras mágicas brotando de una enorme sonrisa. Es el salvoconducto ideal para conseguir un “Sí!, porqué no?”  seguro.

jueves, 19 de julio de 2018

Ottawa


Más que bien dormida, en un motel de ruta, como en las películas!! De esos con todas las puertas de las habitaciones alineadas detrás de los respectivos autos (y camionetas), y con el cartel de neón multicolor en el borde de la ruta.


Manuel, el camionero de turno, había resultado de lo más amable y educado, pero no era cuestión de compartir el aposento de su gigantesca máquina.

Preferí detenerme al anochecer en uno de éstos, y aproveché para orden y limpieza general de la mochila, lavado de ropa interior acumulada (+ 2 o 3 remeras) (ja! el aire acondicionado hace maravillas para el secado rápido noctámbulo) , depilación integral (hay que seguir pareciendo una mujer…), llamaditos telefónicos (Mi hijo Agustín se recibió de Ingeniero Naval esa noche!!!!!!  Y lo festejamos whatsapeando largo y tendido!!!!!).

martes, 17 de julio de 2018

A Canadá!



Otro antiguo sueño:  durante mi bachellerato, allá por los ´70 y tantos…, donde una profesora de inglés me había propuesto un intercambio de cartas (pen –friends! En esa época 0 internet!) con una jovencita de Canadá: Gaby Stierli. Aún recuerdo a la perfección su nombre y muchos datos más. De hecho, guardé sus centenares de cartas durante casi diez años de intercambio hasta que la fuera de la Vida nos fue separando. El carteo duró die años, la caja con sus cartas, mucho más!  me fui mudando muchas veces a lo largo de los siguientes cuarenta, y siempre mudaba la caja entre mis cosas preciosas, como un alhajero de mi juventud. Hasta que no hace tanto, cuando realmente me reduje a 36 m2! Que recién allí la dejé partir, vaya a saber en qué basurero…lástima!  Aunque la fuerza del cariño me están trayendo finalmente a su tierra, casi sin proponérmelo…




Veremos si el Facebook me la devuelve en vivo y en persona!  Allá voy…!


domingo, 15 de julio de 2018

Chicago


 
                
Bajé en la estación de buses Greyhound (no es propaganda ni canje gratuito), con mi valijita de hormiguita Betty Boo, mirando para arriba! como no puede ser de otra manera en esta apabullante ciudad.




El sol es una lejana metáfora detrás de las innumerables torres que se cierran sobre las calles vibrantes de gente, de coches, de buses, troleys, metros en altura, e innumerables homeless tendidos en las aceras, o pidiendo en las esquinas.