Con los rezos de la mezquita cercana, me desperté al amanecer, con los bríos renovados. Enseguida los reemplacé por el piar de cientos de pájaros azules en el jardín de Kali Marley.
Con los rezos de la mezquita cercana, me desperté al amanecer, con los bríos renovados. Enseguida los reemplacé por el piar de cientos de pájaros azules en el jardín de Kali Marley.
Puntual como reloj chino, Kate estaba lista en el hall y el taxista también. Por suerte no llovía.
Cuando estábamos llegando a la estación de micros recibo un llamado de la empresa de micros para preguntarme si ya estaba llegando porque el micro ya se estaba yendo. ¡Media hora antes de lo fijado!!!
Amaneció lloviendo fuerte, y yo debía acomodar mis emociones y mis bártulos. Buscar información sobre la zona que visitaría los siguientes días, y por sobre todo, hacer un poquito de fiaca.
El llamado de Shinko, un amigo de Abuth me arrancó de mis
propósitos, avisándome que estaba llegando a mi hostel para ayudarme a armar el
itinerario por el Valle del Omo, y las visitas a las tribus autóctonas que aún
residen en esa zona.
Con Rodrigo, Marywave y Abuth ya éramos una familia comprometida con el cariño y los horarios. Así que tras el desayuno de huevos “sin onions para mi” nos dirigimos a no sé cuanto "springs".
Esta vez el viaje mucho más breve, pero no por ello menos bello. A mediamañana ya estábamos allí