Con las últimas luces del día llegué al poblado de Archegans. Nuevo panal de samaritanos dispuestos a recibir su paga por “acompañarte” y “lo que necesite”…
Me fui al
hotel que aparecía más cercano, grande e iluminado, aunque olía a pocilga desde
la entrada. Pretendieron cobrarme 25 u$s la noche. Sin luz (hacía días que no
funcionaba en el pueblo), obvio sin internet, sin agua corriente (balde con
tachito), sin un mísero ventilador, aunque sí con mosquitero colgado en el
centro de la cama.