A la mañana siguiente Kari me golpeò la puerta para ir a nadar al mar a las ocho de la mañana!
A la mañana siguiente Kari me golpeò la puerta para ir a nadar al mar a las ocho de la mañana!
El tren salìa a las 5.00 am. por lo que a las 4 sonò mi despertador, ya que miràndolo con un ojo positivo, la estaciòn quedaba a solo tres cuadras del hostel.
Lo que sigue es una sucesiòn de àngeles y milagros.
Es el relato de mil ochocientos kilòmetros, en tres dìas, con gente maravillosa y coincidencias sobrenaturales.
A veces, pareciera que la vida es un pèndulo. Hay tiempos en los que estàs en la cresta y momentos de bajòn, para luego, en algùn momento, volver a subir…
Tras nueve meses de perpetua felicidad (descontado el mes de dolores por la caìda), la mala suerte me sorprendiò, aunque con aviso previo.