Con la van de las 7 am. -única del día, sino hubiera elegido otra- partí dispuesta a recorrer las 487 curvas que separan Pai de Chiang Mai, y allí, con un transbordo a un bus más consistente, emplear otras cuatro horas en llegar a Chiang Rai.
Tardé varios días en lograr diferenciar ambos nombres y reconocer cada ciudad con sus singularidades.



