El departamento de Winnie me resultó un palacio. De moderna arquitectura, en un edificio de 12 pisos, todas las paredes blancas y piso cerámico, puertas que cierran bien, lámparas que encienden, el baño impecable con ducha de chorro abundante y calentita. La cocina más que prolija con pileta de acero inoxidable, microondas, horno y vajilla preciosa. ¿Suena a cosas obvias? Pues después de ver tanta miseria, yo no sabía con lo que me iba a encontrar. Solo estaba aceptando la invitación de una miembro de coach surfing de la que no tenía ninguna referencia. Y hasta me esperó con el almuerzo preparado: un composé de verduras sabrosísimo, como si me conociera.