Como ya se habrán dado cuenta, soy de las que no se quedan quietas. 48 horas en un mismo lugar me produce una especie de cosquilleo en la planta de los pies que me impulsa a andar…
Aproveché el
nublado para huir de mi paraíso-piscina-playa, aunque pareciera difícil de
abandonar el edén, porque el bosque de Josami Forest me convocaba en el arrullo
del viento costero.