Como todo lo bueno, también tiene un final, el paseo al paraíso se despidió con un amanecer dorado sobre un lago en paz, pleno del sonoro despertar de pájaros y brisas de olitas desperezándose.
Como todo lo bueno, también tiene un final, el paseo al paraíso se despidió con un amanecer dorado sobre un lago en paz, pleno del sonoro despertar de pájaros y brisas de olitas desperezándose.
Mientras en el hemisferio sur se inicia el otoño, se supone que en el norte, es tiempo de Primavera. Pero en estas regiones tropicales no existe la división en cuatro estaciones, sino en dos: época de lluvias y época de sequía.
Evidentemente estoy en esta última, el calor es sofocante e inhabilitante, por lo que una excursión de dos días a un lago sonaba extraordinario. Y así lo fue!
Esta más que turística ciudad, porque es puerta- puerto a las islas del oeste, no tiene nada apetecible para ofrecerme, más que el techito protector de la tarde anterior, sin embargo, le dediqué dos días de mi presencia.
Esto de ir cambiándose de isla en isla tiene su encanto y sus contrariedades.
Para una curiosa neta como yo, que no le importa armar y desarmar la valija tres veces por día, es algo que agiliza tu mente: debes revisar mapas, horarios y compañías de lanchas, siguiente alojamiento, actividades para hacer en el nuevo destino, etc. Imposible aburrirse!