Tras otro riquísimo y abundante desayuno (más el extra aprovisionamiento en la bolsita para el resto del día) partimos rumbo a los Himalayas.
Tras otro riquísimo y abundante desayuno (más el extra aprovisionamiento en la bolsita para el resto del día) partimos rumbo a los Himalayas.
Hoy comencé el día con un Milagro inesperado.
Estaba plácidamente desayunando en el hotel de Lhasa antes del cheq-out, cuando oigo tibiamente mi nombre. Me doy vuelta intrigada, creyendo que estarían llamando a otra “María” y a sabiendas que nadie conocido sabe que estoy ahí.
Esto de saber que estás en un hotel de lujo y tenés el mega desayuno asegurado, puede ser un peligro de mal acostumbrarte.
Pero siguiendo mi ley de “Aquí y Ahora” me lo super disfruté. Y por supuesto me cargué una bolsita en la mochila para “picotear” durante el día. Ja!
Tras el día 1 de ambientación y puro relax, me dormí con la esperanza del desayuno intercontinental para la mañana siguiente.
Ya saben que soy fanática de los desayunos, que sin ellos no funciono, que soy una maga consiguiendo armarme “algo” cada día. Pero hoy soñaba con tostadas con manteca, cuanto menos! Y no me defraudaron! Scones, tortitas, croissants, palitos fritos, huevos saltados, y otras “normalidades” en la gran mesa con decenas de fuentes, donde a pesar de la hora temprana, podías elegir además, guisos de carnes raras, mondongos, pescados, lentejas, arroz y otras “locuras” para el amanecer.