La ventanita de mi corazón quería abrirse al amor por la tierra de mis ancestros, pero ´por alguna extraña energía no lo lograba.
La ventanita de mi corazón quería abrirse al amor por la tierra de mis ancestros, pero ´por alguna extraña energía no lo lograba.
Salí de Cádiz rumbo a la tierra de mis ancestros paternos...
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en la costa sur de Portugal! |
Al norte de Gibraltar se extiende el Parque Nacional de los Alcornoques. Lo atraviesa la ruta 381 que va hacia Cádiz, mi siguiente destino. Pero mi real anhelo era poder conocer, tocar y abrazar un ejemplar de este curioso árbol.
Salí a pata
de Gibraltar, atravesé la pista de aterrizaje, mostré mi pasaporte en la Aduana
de salida y subí el dedo en la siguiente esquina.
Al ratito pasó un muchacho de Algeciras que retornaba a su hogar, apenas a 20 kms. de allí, sólo había ido a Gibraltar a comprar unas tazas de porcelana para regalar a su madre…. No tenía apuro realmente… Le comenté del alcornocal y se entusiasmó en ir a conocer el parque, 60 kms. más allá de su destino! No le importó “desviarse” para llevarme directamente al Centro de Interpretación y visitamos juntos el Jardín Botánico! Si éstos no son MILAGROS? Los milagros dónde están?
Siguiente destino: Gibraltar
La curiosidad de conocer este atípico enclave en la puntita sur de España, el paso del Mediterráneo al Atlántico, la posibilidad de vislumbrar África a lo lejos… todo ello me motivaba a “pasar la frontera”.
Pasamos la tarde de despedida en la playa de La Herradura, donde el suave solcito cobijó el dolor de la despedida con Jesús.
Finalmente
me dejó en un gasolinera donde un marroquí me recogió hasta los suburbios de
Málaga, más precisamente hasta el estadio de football.
Jesús organizó otro paseo sorpresa: almuerzo tradicional en Alpujara!
Tras hora y media de ruta de montaña, o sea zigzags
ininterrumpidos ascendiendo más de 1200 metros de altura, llegamos a unos
pueblos blancos, que en invierno se mimetizan con la nieve del gran cordón
montañoso, y en verano, reflejan el calor de las altas cimas escasas de
vegetación.
Día libre!
Nada más lindo que quedarse en casa disfrutándola! Granada puede esperar…
Hoy toca acomodar fotos, papeles, teléfono, y otros yuyos en
el ordenador, aspirar el jardín, juguetear con los dedos entre los pececillos
del estanque, mecer los pies en el agua fresca de la pileta, disfrutar las
pastas con salsa de ajo de Juani, relajar con la música seleccionada por Jesús,
y leer en la mecedora con el sol en el corazón.
¿Qué más se le puede pedir a un día glorioso?
Hoy tocó Alhambra de sorpresa!!!
No estaba agendado, dado que ante la dificultad de conseguir
entradas por internet (pocos cupos por cuestiones covid y otras excusas), lo
habíamos dejado a la suerte… o para la semana siguiente…
Sin querer queriendo, Jesús llamó a un amigo que trabaja allí
en las boleterías, y le consiguió un pase para la hora siguiente, para todos
los palacios y los jardines!!!
Si éstos no son Milagros, los Milagros dónde están? Hay veces que no puedo ni yo, creer en la
suerte que tengo!
Desperté en el hotel “del Artista” en la playa “Paraíso” con unas suaves gotas de lluvia en mi ventana. Tenía previsto partir para Granada, a dedo obviamente, así que mientras desayunaba, le pedí alguna solución a mis angelitos de confianza. Ya no estoy para andar empapándome…
Por suerte, ya tenía marcada la estación de servicio que me
serviría de “pista de despegue” a sólo 150 metros del hotel.
Terminé de cerrar mi valija y bajé a la calle (ruta). En eso
estaciona “DELANTE” de la puerta una camioneta. El chofer consulta algo en su
móvil. Yo me acerco a su ventanilla entornada y le pregunto si va para el sur,
para el lado de Murcia. Se sorprende al verme. Se lo piensa 2 segundos y…:
-“Subí, voy para allá”. Si eso no es un
Milagro, los milagros dónde están?
Tal cual lo organizamos, mi amigo Rubén me pasó a buscar por Altea, y tras despedirme de Ikiar, la señora que me alojó los 15 días anteriores en su departamento frente al mar, me llevó a recorrer algunas de sus obras ya concluídas y otras en plena etapa de construcción.
Fue un rememorar viejos tiempos como colegas arquitectos!